En nuestro recorrido por Colonia del Sacramento, pasando el Baluarte de San Miguel, llegamos a la emblemática Calle de los Suspiros, cuya fisonomía representa un viaje en el tiempo al pasado de la Colonia.
Esta empedrada y angosta calle, que desemboca en el Río de la Plata, es típicamente portuguesa, posee trazado y pavimento original, y podemos apreciar su empedrado de cuña con desagüe central.
La calle guarda características espaciales de la primera época colonial, donde diversos estilos de construcción se conjugan sin perder identidad. A lo largo de ésta encontraremos típicas casa populares del primera mitad del s. XVIII, con techos de madera dura, cañas aseguradas con tientos, barro y cubierta de tejas, paredes de adobe y de colores variados.
La calle se denominó Ansina, luego Montevideo Chico hasta que finalmente le quedo el nombre De los Suspiros por lo Hermoso de su paisaje.
Aunque circulan otras leyendas en torno a su nombre; unas de éstas señala que la calle era el camino que tomaban los presidiarios sentenciados a muerte que serían fusilados a la vera del río.
Aunque circulan otras leyendas en torno a su nombre; unas de éstas señala que la calle era el camino que tomaban los presidiarios sentenciados a muerte que serían fusilados a la vera del río.
Otra, habla de que en ella moraban las prostitutas de la época. También se dice que dado que la calle está en pendiente, cuando el viento sopla, se escuchan silbidos que semejan suspiros.
Más allá de cual sea su origen De los Suspiros, es la calle que más flashes recibe y la que más aman los visitantes que quedan prendados de su encanto.
Más allá de cual sea su origen De los Suspiros, es la calle que más flashes recibe y la que más aman los visitantes que quedan prendados de su encanto.
En la actualidad, en esta calle funcionan un restaurante, con especialidades en base a quesos y diversos productos regionales y un Atelier, donde se exiben algunas pinturas y esculturas de artistas uruguayos, con un pintoreco jardín, que también vale la pena recorrer.
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