El casco antiguo, que comprende 12 hectáreas, fue Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995, ya que ilustra la fusión exitosa de los estilos portugués, español y post-colonial.
El historiador Fernando Assunçao sitúa el máximo esplendor coloniense hasta el penúltimo asalto español, de 1761. Por entonces era un dinámico centro urbano, económico y político, desde donde se manejaba mucho más que la navegación rioplatense. "Fue una verdadera Atenas sudamericana. La mayor luminaria rioplatense del siglo XVIII, más moderna y progresista que Buenos Aires e incomparable con la incipiente Montevideo. En esa época descolló la figura del carismático Pedro Antonio de Vasconcelos, talentoso creador de prosperidad y fuerza militar; impulsor del libre comercio y de sus luces culturales[...] Fue la primera ciudad oriental, pero, paradójicamente, o quizá por eso mismo, no era una posesión hispana."
Tanto brillo tenía una contracara. El fuerte era abrigadero de bandeirantes y contrabandistas de la londinense South Sea Company. La naviera se dedicaba a introducir esclavos para clientes particulares e influyentes órdenes religiosas de Córdoba y Tucumán. El tráfico humano era cruel y aberrante, pero, apenas se trataba de un escaparate para el transporte ilegal de oro y plata del Alto Perú.
Los negros se pagaban con cuero y odres de cebo. Los lingotes eran traídos en reatas de mulas o en carretas, cruzados al Delta del Tigre bonaerense y escondidos entre la mercadería perecedera de bergantines piratas que retornaban al Golfo de Guinea. La misión era entregar el metal a buques de bandera, con destino a los principales puertos ingleses.
Hasta 1777 fue un Gibraltar sudamericano que perdió su esplendor original luego de la quinta reconquista hispana comandada por el capitán Pedro de Cevallos, primer virrey del Río de la Plata. Y luego de pasar por sucesivas manos el fuerte remoto fue vencido por los reconquistadores hispanos y por el paso del tiempo.
Nueva Vida
A mediados del siglo pasado, vecinos emprendedores comenzaron a soñar con su reconstrucción, con fines de difusión cultural y turística. Una quijotada que culminó con la creación del Barrio Histórico, reubicado en su sitio original, el extremo oeste de la península de San Gabriel.
Sobre derruidas viviendas de época, fueron rescatadas más de tres centurias de memoria militar, civil y religiosa.
Para la UNESCO constituye "un notable testimonio, por su plano y sus monumentos, de la índole y los objetivos de una ciudad colonial europea", de finales del siglo XVII. En Berlín, en 1995, fue declarado Patrimonio Cultural Histórico de la Humanidad.
Fuente: Iintendencia Municipal de Colonia
Heroes sin Bronce - Armando Oliveira Ramos.